¿Sirven los cursos de liderazgo? Los datos son muy claros
Sirven los cursos de liderazgo?. Según un estudio de McKinsey, las organizaciones que implementan programas de liderazgo reportan un aumento del 20-25% en sus ingresos y una mayor capacidad para adaptarse a crisis. Las empresas que invierten en liderazgo declaran un ROI del 150% en productividad, engagement y toma de decisiones. El mercado de la formación corporativa se estima que moverá 2.000 millones de euros en España en el 2024, y 3.500 millones de dólares en Latam para el 2025. Cifras imponentes, ¿verdad?
Ante la magnitud de estos números, y pese al reconocimiento explícito de la utilidad de estas formaciones por parte de las empresas, considero que es un ejercicio de responsabilidad cuidar que estos cursos realmente sirvan para algo. Tras casi media vida impartiendo formación de este tipo en distintos países, sectores y contextos, sigo preguntándome: ¿qué hace que un curso de liderazgo sea útil?, ¿cómo hacer para que ayude de verdad a progresar?, ¿cómo conseguir que tenga un impacto positivo en la vida profesional y personal de quienes los realizan?
Factores para que un curso de liderazgo sea útil
Quiero pensar que convergen ciertos factores. Menciono algunos.
Primero. La calidad del contenido es clave y si puede ser excelente, mejor que mejor. ¿Cómo garantizarla? De muchas maneras, para mí es un básico que quién diseñe o imparta el curso tenga una amplio expertise.
Segundo. Para generar impacto el curso debe ser una experiencia —online o presencial— en la que se involucre la cabeza y el corazón. No es una mera transmisión de conceptos, ¡es mucho más!
Tercero. Resulta fundamental identificar aspectos concretos que trasladar al día a día. El ser humano es, como decía Ortega, un faciendum, que aprende y consolida los conceptos cuando se topa con la acción. Además de intercalar ejemplos concretos, conviene que en los cursos se invite explícitamente a actuar. Además, si se vincula con necesidades de negocio, mucho mejor.
Cuarto. El aprendizaje es acumulativo. Conviene que haya una buena hoja de ruta en la que se construya sobre distintos conceptos. Para aprender a multiplicar es necesario saber sumar, de igual manera no hay que caer en la tentación de saltarse etapas.
Quinto. ¡Qué sean sencillos! La sabiduría conlleva el presentar conocimiento potente de manera simple, de fácil aplicación.
Claves en el diseño de LIDERO
Inspirada en estos principios, fundé junto con mis socios la plataforma Lidero. En ella hemos puesto sumo cuidado a los factores anteriores. De hecho, lo que compartimos en las píldoras formativas de la plataforma, no es más que la esencia —¡un néctar!— de lo que hemos visto que les ha sido útil a miles de directivos durante más de veinte años. En el diseño hemos tenido muy en cuenta involucrar experiencialmente al participante, que los videos sean sencillos y muy pegados al negocio. Asimismo, hemos creado fichas ad-hoc para “atrapar el paso a la acción”. Y todo esto bañado con mucho cariño, que es como salen las cosas bien hechas.
¿Qué nos mueve? Contribuir a hacer realidad un liderazgo humanista en el que personas y resultados no son dos realidades disociadas, sino dos caras de la misma realidad. Aspiramos a “democratizar” el liderazgo. Queremos contribuir a que las cosas pasen, y que sean buenas.
Por último, compartir que soy consciente de que el aprendizaje en un curso de liderazgo, y en la vida en general, es un proceso iterativo. Una forma de verlo es distinguir cuatro etapas para adquirir la maestría en un concepto: entender de qué se está hablando; dejar que ese concepto permee en ti, que lo interiorices de verdad; que lo pases a la acción en tu día a día y, por último, que al automatizarlo —cuando forme parte de ti de manera natural— seas inspirador para otros. Ese es el puerto de destino que en Lidero queremos para ti. Adquiere conocimientos del mejor liderazgo con nuestros cursos de liderazgo y habilidades blandas y formate como un lider del cambio.